Tuesday, May 23, 2006

Saturday, May 06, 2006

AutObIOGrAfiA... de lo qe va de mi vida

El 20 de abril de 1985 Guatemala entera celebró por el nacimiento de una niña. Realmente decir que Guatemala entera celebró es hablar un poco exageradamente, en realidad, mi pequeña gran familia fue la que saltó de alegría con la noticia de que a las 10 de la mañana de ese sábado la nena había nacido. Tras un parto difícil mi madre, María Elena, sentía que ya no podía aguantar la vida ni un segundo más, al mismo tiempo que la alegría le recorría las venas. La nena había nacido viendo para arriba, y no para abajo como todos los partos normales, y aunque esto causó problemas a mi madre, denotó desde el principio mi gran curiosidad.

Mi padre, Mario, también estaba feliz, su chiquita había nacido. Mi hermano, también Mario, supongo que se alegró, aunque nunca me ha dicho que le agradece al cielo por mi nacimiento. Orgullosamente me tomaron entre brazos y decidieron ponerme el nombre Lucía Geraldina Guzmán Castañeda. El nombre Geraldina aún hasta la fecha no me gusta, pero supongo que no es un nombre común y me da un toque especial de peculiaridad. Aunque todos me dicen Lucía…

Yo sinceramente no me acuerdo mucho de mi niñez. El recuerdo más lejano que tengo es de cuando mi mamá me cambiaba un pañal, ella jura que lo he de haber soñado después. Recuerdo también como a los tres años entró mi madre a la sala de la casa modesta en donde vivíamos en Panorama, vecindario de la Ciudad San Cristóbal, sobre la tercera avenida. Yo y mi hermano mirábamos “Don Gato” cuando ella entró como escondiendo un bulto pequeño dentro del saco, cuando una cachorrita de raza salchicha sacó la carita, y con mirada tierna nos vio a mi y a mi hermano como identificando a sus nuevos dueños, compañeros de juego y hasta hijos que dejaría atrás en su larga vida. Así entró mi perra Pepita. Le siguieron Napo (su marido fiel) y Fido (su hijo).

Quizá algunas personas no le dieron tanta importancia en sus vidas a sus perros, otros yo se que sí, pero para mi, mis perros significaron muchísima compañía, ya que siempre toda la vida mis padres trabajaron hasta tarde para darnos un futuro mejor, y mi hermano es de un carácter muy diferente al mío. Yo desde pequeña he sido más bien extrovertida y alegre, curiosa y muchas veces nada tímida. Mi primer día de clases mi mamá se quedó en la parada de bus llorando a mares, mientras yo solté su mano y subí corriendo como si una nueva etapa de mi vida estuviera comenzando (de hecho así fue) y la saludaba feliz por la ventana hasta que ya no la pude ver. Siempre hacía pasar penas a mi mamá como cuando mi perra tuvo perritos por primera vez, yo estaba de cuatro años, para cinco, en un colegito llamado Erick Karlfeld, e invité a todas las 3 secciones a que fuera a mi casa a comer pastelitos y a ver a mis perritos. La maestra sospechando le avisó a mi mamá, quien sorprendida y apenada le dijo que disculpara pero tendría que decir en la clase que la invitación estaba cancelada.

Con mi padre me llevaba muy bien de chiquita. Mi madre siempre fue mucho más fría en cuanto al afecto físico, mi padre en cambio, siempre me abrazaba y consentía, por supuesto con medida, y supongo que de ahí es de donde yo aprendí a ser así. Tengo solo recuerdos vagos de él, supongo que cuando estaba conmigo nunca lo llegué a conocer tan bien, tal vez no tenía la edad para hacerlo…

Dice mi mamá que la primera vez que se fue de la casa yo lloraba inconsolablemente. De eso yo no tengo pero ni el mas mínimo recuerdo. Y tal vez sea mejor así, por que si dicen que en la niñez es cuando a uno las heridas y los traumas lo marcan más, fuera de un tropiezo o dos, diría que de niña la pasé bastante bien.

Mi vida yo no la divido por edades… ni por las etapas conocidas de niñez, adolescencia y todas esas cosas…. Mi vida yo la divido por hechos importantes que me han marcado muchísimo. El primero de ellos fue por supuesto el divorcio de mis padres.

Esa mañana como cualquier otra escuché a mis padres hablar en el cuarto al lado mío, pero algo estaba extraño. Juro que no se que era, solo lo presentí. Nos alistamos para ir al colegio y cuando regresamos a medio día comimos normalmente y hasta tomamos la siesta clásica de una a tres de la tarde todos juntos en la cama de mis papás. Yo dormí tranquila, cualquier sospecha de que algo andaba mal se había esfumado a lo largo de mis juegos y risas del día. Sin embargo, a la hora que mi padre salía de la casa para regresar al trabajo, algo cambió…

Primero llamaron a mi hermano y lo encerraron en el cuarto. Yo me sentí muy mal en verdad no tenía idea de lo que estaba pasando. La espera fue interminable, no podía ver ni escuchar nada, y solo vi cuando salieron del cuarto de mi hermano, a mi hermano sentado a la orilla de la cama, con la cabeza baja sin atreverse a ver a nadie.

Fue entonces mi turno y me llevaron a mi cuarto para darme la noticia. Las únicas palabras que recuerdo fueron.. “Me voy a ir de la casa….” Lo demás supongo que mi mente lo bloqueó porque es una de las tantas más malas experiencias que he tenido la tristeza de vivir. El recuerdo que tengo de ese momento es el de haber llorado como nunca antes, fue la primera vez que experimenté el dolor de una pérdida tan grande como lo era mi padre, no entendía por qué. Mis padres ambos me dijeron que no era mi culpa, y qué bueno que lo hicieron, porque si no mi mente quien sabe qué juegos me habría jugado. La otra gran frase que cambió mi vida en ese momento fue cuando mi madre me dijo: “Tenemos que ser fuertes y nunca dejarnos vencer. Con la ayuda de Dios y nosotros mismos todo es posible”.

En base a esa frase he continuado viviendo mi vida.

La vida a partir de ese momento cambió drásticamente. Las visitas de mi padre los sábados y en días festivos, incluyendo cumpleaños y Navidad, continúan hasta la fecha. La distancia entre nosotros y mi padre fue aumentando año con año (si no fue mas bien hora por hora…) hasta lo que nos hemos convertido hoy. Dos personas que se quieren pero que no se conocen en realidad. Eso me pone un poco triste ya que siempre me identifiqué un poco más con el, pero supongo que el habiendo partido al comienzo de una etapa llena de tantos cambios como lo es la adolescencia me ha hecho gran parte como soy. El hecho de no tener una figura masculina, paterna que estuviera siempre ahí me hizo muy práctica, en el sentido que por no molestar a mi madre con preocupaciones de más buscaba poner soluciones por mi sola. Muchas veces me funcionó, me hizo de cierta manera independiente y autosuficiente, características que han hecho molestar a mi madre más de una vez. Pero yo le veo muchas ventajas a ser así, se obliga uno mismo a confiar en uno mismo por que simple y sencillamente no le queda de otra y ya. Y lo más lindo es ver todo lo que uno puede lograr.

Por más que la vida me hubiera dado ese golpe todavía me faltaban (y aún faltan) miles de cosas por aprender. En los tiempos en que empezé a salir a fiestas y a hacer mi mundo en general tuve muchos problemas con mi mamá, ella es muy sobreprotectora y aprensiva, y pues nunca fue de la idea de darme tanta libertad. Ahora agradezco eso. Toda mi vida colegial la hice en el Colegio Alemán de Guatemala, desde kindergarten hasta V bachillerato. Mi colegio tiene fama quizá por tener tanta influencia europea de tener una mente muy liberal, y la verdad es cierto. Teníamos toda variedad de profesores y ejemplos, algunos muy buenos, que nos enseñaban mucho de valores reales (contando experiencias y no solo leyéndolos de un libro) y otros que nos enseñaban a ver muchos otros lados de la vida también presentes en este mundo.

En el colegio lo que más aprendí es a ser amiga de verdad. Tuve 5 mejores amigas que luego más adelante como a la edad de 13 cada quién tomó su camino muy diferente el de todas, tanto que nos hacía preguntar por qué habíamos sido amigas al principio. Los momentos que vivimos en 6 años de amistad estoy segura que ninguna los olvidó, y aunque solo mantengo contacto constante con una de ellas que es casi como mi hermana, no habría cambiado mis primeros años y a mis primeras amigas, tan buenas amigas como lo fueron. Lamentablemente nada en este mundo se mantiene como es, y todos estamos sometidos a cambios. Mi cambio más grande en la época del colegio fue el haber perdido a mis amigas, ya que como dije antes todas agarraron su camino y la única con la que tengo contacto se cambió de colegio. Tuve que aprender a empezar de cero, en una nueva clase, en donde conocía a todos y a la vez no conocía a nadie. Aún así estas personas se convirtieron casi en mis hermanos, y en el último año de colegio éramos casi inseparables. Aprendí en el colegio a no juzgar por la apariencia, en serio a juzgar a las personas por su interior, por lo que puedo aprender de ellas y por cómo las puedo ayudar. Conocí lo que significa el dicho “vive y deja vivir” y también de la palabra tolerancia; tenía que hacerlo al ver tanta diversidad de personajes que desfilaron por mi colegio como lo fueron maestros abiertamente homosexuales, víctimas directas e indirectas de la segunda guerra mundial, europeos racistas, europeos de gran gran corazón y una mentalidad totalmente diferente a lo conocido, liberales y libertinos, inocencias extranjeras y costumbres desconocidas. Todo eso conocí. Desde personas capaces a rehusarse a tomar un trabajo por la poca tolerancia que tenían hacia otras razas hasta personas tan nobles como para adoptar hijos necesitados teniendo los suyos propios, totalmente diferentes en raza y costumbres. Personas que compartía su vida en las horas de clase, y nos enseñaban con experiencias más que con libros.

Esa clase de personas colaboraron mucho en mi forma de pensar, que algunos piensan “radical” o “liberal”, pero yo llamo simplemente tolerante, vive y deja vivir, así es la vida, y mi favorito: “si la vida te da limones, hacé limonada!” El mundo en que vivimos no es perfecto, y dudo que algún día lo llegue a ser. Así que decidí que en lugar de pelear por que el mundo no es como quiero es mejor aprender a convivir con él.

De personas importantes en esta etapa cabe mencionar una que nunca conocí. Fue un amigo mío de Internet, a quien conocí por medio del Chat. Nunca lo conocí en persona, pero me llegué a enamorar de él como persona, tanto que hablábamos por teléfono todos los días aunque sabíamos que más allá de la amistad jamás podría llegar, conocí a un amigo problemático que me enseñó mucho de la vida, muchísimas cosas, y que siempre querré por las lecciones que me dio. ¿Cómo una persona sin conocer físicamente a otra puede influir tanto en otra? No lo se. Y no lo creía hasta que me pasó. Como dice el dicho… no pasa… ¡hasta que te pasa!

Ya con la mentalidad más formada y de 18 años, me gradué el Colegio Alemán de Guatemala de bachiller en Ciencias y Letras y del bachillerato alemán, primera generación en sacar los dos títulos simultáneamente. Luego de haberme graduado me fui de intercambio a Alemania 2 meses, los cuales me enseñaron a vivir en una libertad que en los países de Latinoamérica no se puede experimentar, hice muchas amistades y conocí una cultura totalmente diferente a la nuestra latina, y aunque disfruté muchísimo ese tiempo en ese país ajeno, aprendí también a valorar cada característica de nuestra cultura, y sobre todo la calidez que nos caracteriza a nosotros los latinos. No apreciamos tantas veces lo que somos y lo que tenemos, sin saber que hay un continente que se fascina con nosotros, como si fuéramos algún tipo de especie en extinción… Que ahora me siento orgullosa de ser Guatemalteca.

Desde pequeña le tomé gusto a la lectura y mientras crecía me iba interesando más por el arte y todas sus formas. En el colegio era parte del coro, y del grupo de baile. Alguna vez participé en obras de teatro, estuve en Cats en el teatro de cámara, fui al Salvador a cantar con el coro, y muchas otras actividades más. Gané un concurso del colegio de diseñar el logo de la mascota del colegio, estuve en varios concursos de poesía y literatura y decidí que me encanta escribir. Es la manera más sana que conozco de explicar y reflejar todo lo que siento, y escribo un diario desde los 11 años. Es un buen recuento de mi vida.

Con tanta inclinación artística decidí que quería crear mi propio arte de una manera realizable y con la que en realidad pudiera ganarme la vida. Me hubiera gustado estudiar literatura y llegar con mis palabras a mucha gente, en vez de eso decidí estudiar arquitectura ya que siempre me gustó muchísimo esta forma de arte. Llevo ya 3 años de carrera en la universidad Rafael Landívar, ingresé el año 2004. La vida nunca descansa, y en la universidad he conocido personas tan diversas que me sorprendo muchísimo la diversidad de caracteres que existen en el planeta, y aún más pequeño en Guatemala. Personas con una calidad increíble, y otras que me sorprendo que puedan vivir con ellas mismas. Aunque la verdad la mayoría de gente que me rodea es de lo más especial para mi. Me he equivocado con algunos pero eso no ha impedido que me abra a otros más, ahora se que las personas con las que estudio crecen y aprenden conmigo.

Tengo 21 años y mi vida no ha sido perfecta. Está más bien lejos de serlo. Sin embargo gracias a todas las personas que he conocido y a la visión de la vida que Dios me ha dado, 4 páginas no alcanzan para resumir 21 años de vida, sin embargo puedo sustraer lo más importante:las personas que he conocido y la lección que me han dejado.

He tenido miles de lágrimas y por cada una un millón de sonrisas… tengo 21 años y lo único que se aún es que no se nada y que me faltan mil cosas por aprender. Apenas mi vida está empezando y yo la quiero aprovechar, ojalá algún día pueda llenar páginas de historias memorables de miles de personas que llegue a conocer, pero por el momento solo puedo decir que tengo 21 años, y por más fea la experiencia no me arrepiento de nada, ya que toda experiencia buena o mala ha dejado una huella grande en mi y me han hecho ser como soy. Cada experiencia, cada vivencia no la habría cambiado por nada, así como tampoco a las personas con las que la vida me obligó en ese momento a convivir, no sería lo mismo si ellos tampoco hubieran estado ahí. La vida es como un reto, si fuera fácil… ¿qué emoción habría al vivirla? Amo la vida, y quiero vivirla al máximo por los años que Dios me de.